Esta lampara camaleónica es una obra de arte para cuando no es necesario encenderla y una pieza completamente distinta cuando se hace luz. Me cautivo en un remate de Buenos Aires y tuve que aprender a convivir con sus rastros de historia. Su diseño es de la casa Orrefors y sufrió leves modificaciones para su homenaje, únicamente cambiamos la luz para hacerla dimerizable.
Orrefors se fundó en 1898, aprovechando los edificios de una abandonada industria metalúrgica, como habían hecho anteriormente muchas de las cristalerías instaladas en la región de Smaland. Albert Ahli empezó contratando a maestros vidrieros en Suecia y en Bohemia. La idea primigenia era realizar trabajos a la moda francesa, aunque nunca lograron superar la perfección de los artistas franceses, pero el proceso también les sirvió de práctica para aprender e inventar diferentes técnicas. La más novedosa de todas fue el llamado cristal de Graal. Este método descubierto por Knut Bergkvist en el primer cuarto del siglo XX, consiste en cubrir decoraciones, ejecutadas en relieve de diversos colores, con una capa de cristal transparente e incoloro que acaba formando una superficie completamente lisa. Desde su exitoso lanzamiento comercial, se transformó en el gran sello de marca del cristal artístico de Orrefors, destacando por la sorprendente belleza de sus líneas suaves y limpias de cristal muy brillante, que asemeja liquido congelado. Además se convirtió en uno de los principales componentes que lanzaron a la fama internacional al Movimiento de Vidrio Sueco.
