Los pisapapeles nacieron con la Revolución Industrial cuando las oficinas empezaron a usar documentos de papel como facturas o cartas que se depositaban sobre las mesas. Para evitar que estos se vuelen al abrir las ventanas, se utilizaban piedras o metales pesados. Alrededor de 1840 en Francia, lo que comenzó siendo un elemento meramente funcional, emergió como una industria que transformaría los simples pisapapeles en obras de arte para el escritorio. Al mismo tiempo, los artesanos italianos de Murano realizaban obras artísticas en cristal con el mismo fin.